El paso del tiempo y el deterioro, es una de las grandes preocupaciones del ser humano. Durante años procuramos mantener en buen estado tanto nuestro cuerpo como nuestras posesiones materiales más preciadas. Pero… ¿Hacemos los mismo con nuestro patrimonio?
Los inmuebles, también, experimentan con el tiempo un desgaste constructivo y superficial, ya sea por uso o desuso, que debemos evitar mediante un constante y preciso mantenimiento para que la propiedad no pierda valor y pase a ser una mala inversión.
Al inicio de la vida útil del inmueble nos preocupamos excesivamente de los materiales y los acabados de construcción, pero durante su vida útil no nos molestamos por mantenerlos…
La metodología usada por la mayoría de los propietarios es la de la REHABILITACIÓN SALVAJE, hecho que implica un gran desembolso económico para devolver al inmueble a las condiciones mínimas de mercado para seguir explotando la inversión.
Desde SOMRIE aconsejamos que la metodología de actuación en estos casos pase a ser la del MANTENIMIENTO PREVENTIVO. Este mantenimiento debe ir íntimamente vinculado a la vida útil del inmueble y debe estar estudiado, programado, y ejecutado mediante un PLAN DE MANTENIMIENTO Y CONSERVACIÓN en el que se especifiquen los elementos a conservar, la fecha de realización, la metodología de ejecución y los costes económicos que implican.
No caigamos en el error de descuidar nuestro patrimonio. A menudo no le damos importancia a pequeños problemas que van surgiendo en el inmueble, y con el paso del tiempo esos pequeños problema pueden convertirse en costosas y laboriosas tareas de rehabilitación.
Cuida tu imagen – Cuida tu Patrimonio – Cuida tu Inversión